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La desaparición de personas son una daga en el corazón

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Tlapa de Comonfort, Guerrero, México. Octubre de 2019. Por: Tlachinollan. El miércoles 23 de octubre doña Rosario Ibarra de Piedra fue galardonada en el senado de la república con la medalla Belisario Domínguez. Su hija Claudia pronunció en nombre de su mamá, un mensaje profundamente desgarrador por las más de cuatro décadas de lucha emprendida por el Comité ¡Eureka!, que transitó del “terror oficial, sintiendo el dolor de saber cautivos y torturados a nuestros seres queridos, recibiendo como tremendas bofetadas en la cara la palabra hueca, la declaración engañosa o el discurso falso”.

“El mal gobierno mexicano, transgrediendo todas las leyes privó de su libertad, de su dignidad y de justicia a nuestros familiares, los desaparecidos políticos. La violencia alcanzó a nuestras familias completas, arrasó con poblados enteros, donde se detuvo a todos los hombres y mujeres viejos, a los que la casualidad lo llevó a portar el mismo apellido de alguno de los insurrectos que eran buscados y perseguidos”.

“Atesto los caminos de soldados y retenes, donde también se hicieron cientos de detenciones injustas de gente inocente. Llenó de presos políticos las cárceles de todo el país. En las ciudades, las hordas de la dirección general de seguridad y la brigada blanca allanabán los domicilios, saqueando y golpeando sus moradores y deteniendo a cualquiera”.

“Las cámaras de tortura de los campos militares, las bases navales y aéreas y todos los centros clandestinos de detención, se tiñeron de sangre y retumbaban con los alaridos de dolor de las víctimas”.

“Mi adorado esposo, firme soporte de mi vida, fue torturado, viviendo en carne propia lo que le esperaba a todo aquel que era detenido. Los poderosos del sistema, los empresarios cómplices, sostén de estos malos gobiernos, prestaban sus ranchos para que nuestros desaparecidos también ahí fueran llevados a martirizar”. “Esta es la única e incontrovertible verdad”.

Es difícil sintetizar estas palabras tan dramáticas y veraces que doña Rosario Ibarra plasmó con todo el dolor y la indignación de su corazón. Con toda la autoridad moral que adquirió por más de cuatro décadas buscando a su hijo Jesús, se transformó en un emblema de la dignidad y la grandeza de una madre que nunca se doblegó ante el poder, y que por el contrario, siempre mostró un espíritu indómito.

“Hemos querido ser un frente portador de vida, porque amamos a nuestros desaparecidos, nunca hemos estado en disyuntivas en su búsqueda, nunca hemos pensando en su muerte, son seres de carne y hueso y no personajes de novelas buenas o malas, ni figuras de otras manifestaciones literarias que habrán de escribirse, ni nombres en una lista, ni imágenes fotográficas, ni sustento para que falsas ONG se hagan de fama o de recursos económicos y, sobre todo, no son parte de una historia pasada que es falso que nos haya marcado a todos por igual. El puñal clavado tan profundamente por los malos gobiernos tal vez sea retirado, pero la herida abierta solo dejará de sangrar cuando sepamos donde están los nuestros y aun así quedará por siempre una cicatriz”.

“Ellos, nuestros amados, a los que buscamos afanosamente sin detener nunca el paso, no fueron bandoleros ni se lanzaron a la aventura, ni fueron terroristas, fueron hombres y mujeres que, nos guste o no, estemos de acuerdo o no con ellos o aprobemos o no la opción seguida en su camino, fueron privados de su libertad, sustraídos de la sociedad y de sus familias con toda la violencia que un gobierno puede ejercer…”

No hay forma más precisa y contundente para expresar lo que sienten las madres, padres, hermanas, hermanos, hijas e hijos, ante la desaparición de uno de sus seres queridos. Solo ellas y ellos son capaces de regresarnos a una realidad descarnada, a mirar en toda su dimensión la tragedia que vivimos como sociedad, a emprender una lucha sin cuartel para no permitir más atrocidades, para contener esta bestialidad y desenmascarar la brutalidad de un poder impune.

Se ha querido normalizar y trivializar el grave problema de la desaparición de personas, sobre todo los gobiernos han intentado cubrir con lodo este flagelo y se han empeñado en desacreditar la trayectoria y buena fama de quienes han sido víctimas de desaparición forzada.

Guerrero fue el estado donde las desapariciones forzadas se consumaron por órdenes del ejecutivo federal, siendo el ejército el gran perpetrador. Más de 400 casos han sido documentados y denunciados por la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos en México (AFADEM), tan solo en Atoyac, Guerrero.

El caso de Rosendo Radilla desaparecido el 25 de agosto de 1974, muestra el patrón de desapariciones forzadas que se dieron en la década de los setentas, en el marco de lo que se ha denominado la guerra sucia, donde las fuerzas represivas del estado arremetieron contra la guerrilla y la población en general. Su caso llegó hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, gracias a la tenacidad de otra gran mujer, Tita Radilla, quien también ha sido un símbolo de la ternura inquebrantable y de la voluntad indómita, que nunca ha claudicado en su afán por encontrar a su padre y siempre se ha mantenido en la línea de fuego para buscar a Rosendo dentro de los mismos cuarteles. La fuerza de Tita es inspiradora, su perseverancia no tiene límites y su palabra es siempre punzante ante cualquier político.

Para ella la impunidad se mantiene en la línea del tiempo, al grado que ya son más de cuatro décadas y hasta la fecha ningún militar ha sido investigado y castigado por la desaparición de su padre y de centenas de personas que corrieron la misma suerte. Por esa razón, comentó Tita recientemente que se sigue desapareciendo a personas en el estado y en el país. Pidió al presidente López Obrador que declare al país en emergencia nacional y solicite apoyo internacional para la búsqueda e identificación de cuerpos.

En esta perspectiva el Centro de Derechos Humanos José María Morelos y Pavón en coordinación con AFADEM y varios colectivos de familiares de desaparecidos de Chilapa, Chilpancingo e Iguala que conforman el Frente Guerrero por Nuestros Desaparecidos, realizarán el 28 y 29 de octubre el primer encuentro de personas desaparecidas denominado “Rompiendo el muro del miedo” en la ciudad de Chilapa. Más de 150 personas que luchan incansablemente por la presentación con vida de sus hijos e hijas, compartirán sus experiencias para hermanarse en el dolor y en la esperanza. Han convocado a la Subsecretaría de Derechos Humanos de la SEGOB, a la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), a la CNDH y a la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH).

Será un espacio propicio para fortalecer procesos organizativos entre los mismos colectivos de familiares de desaparecidos y sobre todo trazar líneas de trabajo, que atiendan las necesidades más urgentes de las familias, al mismo tiempo establecer mecanismos de coordinación más eficaces con las instancias gubernamentales que de seguimiento y atención a las familias de los colectivos.

Es un encuentro centrado en atender a los familiares de las personas desaparecidas, de hacer visibles la diversidad de problemáticas que cada colectivo enfrenta; de tomar en cuenta el contexto en que se dan estas desapariciones e identificar a los actores estatales y no estatales que participan en estos hechos. Así como emplazar a las autoridades para que realicen las búsquedas y las investigaciones, tomando en cuenta las realidades concretas que se viven en el estado y aplicando los protocolos estipulados en la ley.  Será muy significativa la presencia del Obispo Salvador Rangel, quien oficiará una misa este lunes por la tarde en el seminario de Chilapa.

Para los organismos civiles de derechos humanos nos ha quedado claro que en esta coyuntura sumamente critica, donde los casos de desaparición de personas y ejecuciones son realidades cotidianas que se mantienen en la impunidad, han sido los familiares los que con mucho valor están dando la batalla, denunciando estas tropelías del poder, que se niegan a investigar con el fin de encubrir a los perpetradores.

Es sumamente preocupante que sigan escalando los casos de personas desaparecidas y que la violencia se enseñore en varias regiones del estado.  El caso del compañero Arnulfo Cerón Soriano, desaparecido el pasado 11 de octubre al salir de su casa, es un ejemplo claro de cómo persiste un patrón de persecución y desaparición contra luchadores sociales, quienes por alzar la voz y defender los derechos de comunidades indígenas, colonos y vendedores ambulantes, se hacen acreedores de estas acciones criminales, en un ambiente de total impunidad.

 Lo más grave es que los casos denunciados ante la Fiscalía General del Estado, sobre desaparición de personas, no logran dar con su paradero y las mismas investigaciones no van al fondo para identificar a los autores materiales e intelectuales de estos graves hechos. Esta inacción de las autoridades alienta a los mismos perpetradores porque saben que están protegidos o que simplemente no lograran dar con su paradero.

Es lamentable que, a una semana de la desaparición de Arnulfo, el Frente Nacional por la Liberación de los Pueblos (FNLP), haya denunciado públicamente la desaparición de dos de sus compañeros, Carmelo Marcelino Chino y Jaime Raquel Cecilio en Tierra Colorada. Es urgente que los tres niveles de gobierno implementen acciones eficaces y contundentes para contener esta ola de desapariciones, que nos colocan en los límites de la sobrevivencia, ante el colapso del sistema de justicia y seguridad en el estado.

Fue muy significativa la postura de doña Rosario Ibarra, quien le manifestó al presidente Andrés Manuel López Obrador que no “permitas que la violencia y la perversidad de los gobiernos anteriores siga acechando y actuando desde las tinieblas de la impunidad y la ignominia, no quiero que mi lucha quede inconclusa. Es por eso que dejo en tus manos la custodia de tan preciado reconocimiento y te pido que me la devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares”. Para doña Rosario la desaparición de las personas es como una daga clavada en el corazón.

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La reelección puede ser legal pero moralmente es incorrecta

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Opinión| Abad Carrasco Zuñiga*

Al pueblo en general del municipio de Malinaltepec, hoy 2 de junio, es un día muy especial e importante para nuestro municipio y muchos otros. Hoy termina formalmente el periodo de campaña electoral para la elección del nuevo presidente municipal, diputados locales y federales, más la gubernatura.

He dicho que «nuevo presidente municipal», porque en toda la historia de Malinaltepec, nunca ha habido una reelección consecutiva, y mucho menos a voluntad de una persona de autoproponerse sin haber consultado a los pueblos.

Fui una de las primeras personas que se ha manifestado públicamente, de manera abierta; y a través de las redes sociales por la «no reelección en Malinaltepec», muchos han manifestado su enfado por tal publicación y me han invitado a no manifestarme. No se puede tapar el sol con un dedo

Soy sensible a la injusticia social que están viviendo nuestros pueblos, abandonados por los partidos políticos y los presidentes municipales.

Se nos ha dicho que la reelección «es ley», esto no es tan cierto, la reelección puede ser legal pero moralmente es incorrecta.

A lo largo de la historia, muchas injusticias fueron legalizadas para justificar el poder y el sometimiento a nuestros pueblos la esclavitud fue legal durante la colonia, pero significó sometimiento y pérdida de vidas humanas.

El holocausto fue legal en Alemania durante el gobierno de Adolfo Hitler, pero significó que miles de ciudadanos judíos fueron sacrificados, quemados y muertos con gases en los hornos humanos.

La ley minera es legal en México, pero viola el derecho de nuestros pueblos y envenena el aire, el agua y acaba con toda forma de vida, la gente en el poder sólo le interesa el dinero, no le interesa el desarrollo de nuestros pueblos.

La legalidad es un asunto de poder, pero no es cuestión de justicia.

Lo que queremos en Malinaltepec, es justicia para nuestros pueblos, que no han sido atendidos desde hace seis o diez años.

Lo que queremos en el municipio de Malinaltepec son obras de calidad y no que parezcan coladeras.

No queremos un Porfirio Díaz. la causa de la revolución mexicana y el lema de Francisco Indalecio Madero siguen vigentes: «sufragio efectivo no reelección», así está en el sello de los delegados y comisarios municipales.

El desarrollo de un pueblo se rige por el principio de progresividad. La reelección significa cien años de retroceso. La lucha contra la reelección es también una lucha abierta contra la ignorancia.

En el municipio de Malinaltepec todos estamos invitados a emitir un voto de conciencia y reflexivo este 6 de junio

Desde el 2009, Malinaltepec no ha permitido el retorno de los partidos: 2009-2012: PRI; 2012-2015: PRD; 2015-2018: PT; y 2018-2021: Morena (gracias a Andrés Manuel López Obrador)

Lo que indica que en Malinaltepec, los partidos no repiten y mucho menos las personas que se auto proponen. también indica que la ciudadanía del municipio de Malinaltepec vota de manera reflexiva:

Este fenómeno se explica porque Malinaltepec es uno de los municipios con mayor cantidad de profesionistas. Los hijos de Malinaltepec están prácticamente en todos los municipios de la montaña, incidiendo en la vida pública

Malinaltepec, es un municipio emblemático; con una historia muy particular y que ha construido su propia identidad. Malinaltepec ha sido considerado como un gran ejemplo a seguir.

Malinaltepec es la cuna de grandes personajes que han contribuido a la historia nacional como el general Sabas Crispín Galeana Cantú, un hombre que innovó la estrategia militar, y expulsó a los caciques en Malinaltepec.

Los caciques no tienen espacio en este municipio. acuérdense de cómo terminó sus días el cacique Jorge Cantú en las históricas calles de nuestra cabecera municipal.

Somos un municipio con una gran historia arqueológica: justamente este año 2021, se cumplen 100 años del descubrimiento, denominada «la máscara de Malinaltepec», es una de las piezas arqueológicas mas importantes en todo el país. recorre a todo el mundo exponiéndose en los mejores museos, representando a México.

Somos descendientes de los yopes, el pueblo guerrero e indomable que nunca se sometió al imperio mexica. y durante la colonia se mantuvo de pie para morir dignamente antes que arrodillarse ante el nuevo cacicazgo.

En materia de seguridad, tenemos la policía comunitaria más reconocida en todo México, y que ha sobrevivido a pesar de los intentos de reformas para desaparecerla.

El café que se produce en el municipio de Malinaltepec cumple con los estándares más altos, y es de calidad de exportación a nivel mundial.

Somos un pueblo que ha construido su propia identidad, tierra de artesanos y de grandes músicos y artistas.

Somos el único municipio en toda la región que tiene su propia canción, la de «Malinaltepec querido», escrito por el profesor Modesto López, oriundo de la cabecera municipal.

Su servidor, Abad Carrasco Zúñiga, orgullosamente hijo de Malinaltepec, ha obtenido dos premios de reconocido prestigio: el premio nacional de la administración pública en el año 2000; y el premio nacional de lingüística: Wigberto Jiménez Moreno en el 2007. ambos por nuestra contribución académica.

Somos el municipio que cuenta con dos universidades, y en breve, tendremos una tercera, producto de la gestión e iniciativa propia de nuestros pueblos.

Malinaltepec ha sido ejemplo, para otros municipios. hoy no podemos manchar la imagen de nuestros pueblos votando por la reelección. sería una gran pena.

Yo les invito a que resistamos. ciertamente hay mucha pobreza, pero no por eso vamos a vender el futuro de nuestros hijos y nietos por una despensa o una cobija de la más baja calidad,

Merecemos algo más, somos la tierra generosa que tiene buenos artesanos que elaboran los gabanes de la más alta calidad.

Vamos a tejer juntos nuestro futuro y el de nuestros hijos.

Vamos a resistir por el bien del municipio de Malinaltepec y de todos nuestros pueblos.

Vamos a resistir, porque tenemos ese tsiama tsiakhe. que han pedido nuestros principales, para vivir el bien, y por su sacrificio de caminar descalzos hacia los distintos santuarios.

Vamos a confiar en la fortaleza de nuestros abuelos.

Este seis de junio, hay algo más que una elección, está de por medio el futuro de todos.

Demos el mejor ejemplo que tenemos para el mundo, para que Malinaltepec siga siendo respetado, para que también seamos recordados por las generaciones venideras.

*Lingüista me´phaa de Malinaltepec

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OPINION

La Montaña del horror

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OPINIÓN| Tlachinollan

Para todas las víctimas de feminicidio

Desde que la niña Abigail salió de su casa de la comunidad nahua de San Lázaro para ir al colegio de bachilleres en Temalacatzingo y fue violada de manera tumultuaria y asesinada en septiembre de 2006, hemos documentado con mucho dolor e indignación los casos de feminicidios que se han consumado en 16 municipios de la Montaña, dos de la Costa Chica y en el puerto de Acapulco. En tres lustros llevamos registrados 66 casos de feminicidios en los siguientes municipios: Tlapa con 26, Xalpatláhuac 4, Cochoapa el Grande 4, Acatepec 3, Alcozauca 3, Copanatoyac 3, Malinaltepec 3, Huamuxtitlán 3, Zapotitlán Tablas 3, Tlalixtaquilla 2, Metlatonoc 2, Cualác 2, Tlacoapa 1, Alpoyeca 1, Atlamajalcingo del Monte 1, Olinalá 1, San Luis Acatlán 1, Xochihuehuetlán 1, Cuajinicuilapa 1 y Acapulco 1. 35 mujeres fueron parte de los tres pueblos indígenas de la Montaña: 10 nahuas, 12 me’phaa, 13 Na Savi, una mujer Afromexicana y 31 mujeres adscritas a la población mestiza. Seis de ellas eran menores de edad, 4 de la tercera edad y 56 sus edades oscilaron de 19 a 55 años. La gravedad de los casos radica en la impunidad, porque la mayoría de los perpetradores se encuentran libres y las carpetas de investigación, varias de ellas, están archivadas. No sólo es el miedo, sino la pobreza y el alto grado de indefensión en que se encuentran las familias de las víctimas, lo que alienta la violencia y desangra la vida de las mujeres.

Ante esta herida abierta que ha destruido los proyectos de vida de las mujeres indígenas, afromexicanas y mestizas de la Montaña, nos hemos propuesto realizar una campaña que muestre la radiografía de la violencia ejercida contra las mujeres y que pueda mostrar las historias del horror que han padecido las mujeres por la indolencia y complicidad de las autoridades. Con el caso de la niña nahua Abigail Francisco Romero, originaria de San Lázaro, anexo de Temalacatzingo, municipio de Olinalá, quien fue víctima de feminicidio, queremos visibilizar una situación que lacera profundamente a nuestra sociedad, ante la infamia de los feminicidios.

Como madre tengo muy presente cuando mi niña Abigail salió de la casa como a las 6:00 de la mañana. Siempre acostumbraba abrazarme y darme un beso. Andaba muy contenta por la pequeña fiestecita que le hicimos de sus 15 años. Le daba gusto platicar cómo se había divertido con sus amiguitos del colegio de bachilleres. Lo que más me duele es recordar que en el camino a su escuela unos hombres cobardes la violaron y la mataron. Fue el lunes 25 de septiembre de 2006 cuando sucedieron estos hechos. Ella tenía que ir a estudiar en Temalacatzingo porque solo ahí había esa escuela. Mi niña caminaba una hora, porque no había transporte de la casa a la escuela. Siempre regresaba después de las 2 de la tarde. Llegaba pidiéndome de comer, porque con el poco dinero que le daba, no le alcanzaba ni para unas enchiladas. Ese día sufrí mucho porque no la vi llegar. Fueron horas de mucha desesperación. Tuve que buscar a mi esposo para decirle que nuestra hija no había llegado. Lo que hicimos fue caminar a Temalacatzingo para preguntar a sus compañeros si sabían dónde estaba. Fui a ver a una de sus amiguitas con la que más se llevaba. Solo me dijo, “Abigail se bajó por aquí, en el barrio de San Diego, a la una de la tarde y se fue para su casa”. Esa noche recorrimos con mi esposo y familiares el camino que siempre transitaba. Fue una noche muy triste porque no logramos localizarla.

Pedimos auxilio al comisario, para que nos ayudara a buscarla, pero no nos hizo caso, por el contrario, lastimó más mi corazón cuando me dijo “usted está llorando y su hija gozando con el novio”. Ante esta indiferencia y ofensa fuimos con el Ministerio Público y con la policía municipal, pero no me atendieron. Lo que más duele es que te ignoren y que te lastimen, porque no le dan importancia a lo que uno está sufriendo. No queda otra alternativa que buscar como familia a nuestra hija. Todos los días nos organizábamos para buscarla en los barrancos y en los demás caminos que van a la escuela. Fue en los primeros días de octubre, bien recuerdo que fue un domingo, cuando encontramos a nuestra hijita. Lo increíble fue que en el lugar que la habíamos buscado, ahí apareció. No sé cómo aguanté al ver su cuerpo desfigurado. Es sentir la muerte misma, porque pierdes el sentido. Como que la razón se nubla y actúa como si estuviera perdida, loca. Cuando la recuerdo siento como una daga que atraviesa mi cabeza y mi corazón. Será por qué así le hicieron, le destrozaron su cuerpecito. La brutalidad de los agresores no tuvo límites.

Me arrancaron lo más preciado de mi vida. Me destruyeron, también a mí me mataron, pero no sé porque sigo con vida. Solo me alimento con su recuerdo y con las ilusiones que tenía para vivir.  A pesar de que el dolor de cabeza nunca se me quita, me llega el recuerdo de lo que me decía: “mamá yo quiero estudiar medicina porque quiero salvar muchas vidas”. Era una niña, que había descubierto en la escuela el camino para salir de la pobreza y encontrar en el estudio una forma nueva de vivir, ayudando a la gente que tanto se enferma en el pueblo.

Mi hija se atrevió a desafiar las veredas para llegar al colegio, pero jamás imaginó que en el camino le ocurriría un hecho tan cruento, mucho menos que a su corta edad fuera víctima de este horrendo crimen. Cursaba el primer año y lamentablemente solo fue un mes a clases. Desde esa fecha se me acabó la ilusión, porque ¿qué sentido tiene vivir cuando le quitan la vida a mi hija, que era una niña indefensa y que no le hacía nada a nadie, sin que las autoridades hagan justicia?

En lo poco que me queda de vida lo único que pido es que haya justicia. No me cansaré de que esas personas cobardes, que al final se descubrieron ellas mismas, se les castigue como debe ser.  Uno de ellos acusó a los demás de lo que habían hecho con mi niña. El mismo comisario se dio cuenta de lo que habían hecho. Fueron tan cobardes, que al ser interrogados, negaban lo que habían hecho señalando a los demás como responsables. Después de tanto sufrir y luchar logramos que procesaran y sentenciaran a 50 años a cuatro de ellos.

A pesar de todo este sufrimiento, apenas me enteré que se ampararon, argumentando que fueron torturados. Me dicen que hay probabilidades de que logren su libertad. La verdad no entiendo cómo funciona este sistema de justicia, que protege a los hombres violadores y nos deja a las mujeres en total desamparo. Las autoridades judiciales no toman en cuenta el sufrimiento de las víctimas, están ciegos ante la violencia que padecemos. Valoran más el dicho de los delincuentes y le dan más peso a los dictámenes que están a su favor dejando de lado todo el cúmulo de pruebas que los señala como responsables del asesinato de mi hija. Como víctima de esta violencia feminicida exijo a las autoridades judiciales que apliquen la justicia en favor de Abigail y que dejen de encubrir y proteger a quienes comenten estos crímenes abominables.

Como mujeres indígenas no sólo somos pisoteadas en nuestros derechos sino que a lo largo de nuestra vida la violencia está presente de diferente manera. Es un viacrucis ser mujer y hablar una lengua indígena, porque nos tratan como personas inferiores, que no tenemos derecho a defendernos y que simplemente somos objeto de agresiones sexuales. No contamos con el apoyo de las autoridades. El mismo comisario no le da crédito a nuestra palabra y se vuelve cómplice con los mismos malhechores, porque entre ellos se protegen. Las autoridades municipales nos ignoran y más bien se burlan de nosotras. Los policías del municipio en lugar de apoyarnos nos agreden y cuando ven oportunidad abuzan de nosotras, los agentes del ministerio público ni siquiera nos voltean a ver, sobre todo cuando hablamos en nuestra lengua. No hay un lugar en las instituciones para ser atendidas con respeto y consideración.

Solo con el apoyo de las mismas mujeres y de las familias es como pudimos salir adelante. Encontramos a mi hija gracias al acompañamiento que hubo de los padres y madres de familia del colegio de bachilleres, también de sus compañeros y compañeras. Cobraron conciencia de que cualquier niña o niño le puede pasar lo mismo. Por eso cuando agarraron a los delincuentes, la gente decía que mejor las colgaran, porque de otra forma continuarían con sus maldades. Sin embargo, los principales dijeron que mejor se entregaran a las autoridades para que ellos se responsabilicen de castigarlos. Las comunidades mismas firmaron de que no permitirían más el regreso de esos maleantes. Solo pedían justicia para que nadie más en el pueblo se atreva a cometer estos crímenes. Como madre de Abigail sólo espero que el juez ratifique la sentencia de 50 años para estos cuatro feminicidas y que se acabe esta pesadilla en la Montaña del horror.

El texto fue retomado de la pagina de Tlachinollan

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OPINION

¿El regreso a una nueva normalidad?

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Opinión. Por: Tlachinollan. El miércoles 13 de mayo el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, presentó el Plan de Reactivación de actividades en el ámbito productivo, social y económico, para entrar a una nueva fase que denominó “El regreso a la nueva normalidad”. Por su parte, el secretario de salud el doctor Jorge Alcocer, comentó que estamos viviendo la etapa más critica de la pandemia, sin embargo, fue optimista al manifestar que “vamos por buen camino”. Explicó que el plan de reinicio de actividades será paulatino y que siempre se privilegiará la salud y la vida. En su turno la secretaria de economía Graciela Márquez resaltó que este plan de reapertura tiene que dar claridad, seguridad y certidumbre a los ciudadanos, a las empresas, así como a los gobiernos estatales y locales. Remarcó también que el plan tiene que ser gradual, ordenado y cauto, y se regirá por los principios de la economía moral y la eficiencia productiva.

El Plan tiene tres etapas: la primera inicia el 18 de mayo, con el proceso de reapertura de “los municipios de la Esperanza”, siendo 269 municipios ubicados en 15 estados. Aunque este sábado 16, el subsecretario el doctor Hugo López – Gatell corrigió diciendo que son 324. Se trata de espacios donde no hay contagio y por lo mismo, en los próximos días (14 al 17 de mayo) se implementarían cercos sanitarios para protegerlos de cualquier contagio. A partir del 18 de mayo, se tendrá abierta la actividad escolar, el espacio público, laboral, de las personas vulnerables y las medidas que se tienen que tomar para salud pública y el trabajo. Estos municipios arrancarán sus actividades y los estarán monitoreando y acompañando con jornadas de salud para mantener la condición de municipios sin contagio.

La segunda etapa iniciará del 18 al 31 de mayo. Es una etapa de preparación para reiniciar los trabajos. Se elaborarán protocolos sanitarios con las empresas para el reinicio seguro de actividades; se capacitará al personal para seguridad en el ambiente laboral; se readecuarán los espacios y procesos productivos; y, se instalarán filtros de ingresos en los espacios laborales.

La tercera etapa iniciará el primero de junio cuando termine la Jornada Nacional de Sana Distancia y que operará con un sistema de semáforos por regiones. Se trata de un regreso a la “nueva normalidad” donde lo principal es seguir cuidándonos. Cuando el semáforo esté en rojo solo se podrán desempeñar actividades esenciales. Para el gobierno de la cuarta transformación, la minería, que es parte del modelo extractivista, es considerada en este plan de regreso a la normalidad, como una actividad esencial, así como la construcción y la fabricación de transporte. A la industria automotriz, le urge acelerar el paso ante la grave crisis que enfrenta y en vísperas de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio.

Ante este planteamiento, de la apertura de los “municipios de la Esperanza”, el gobernador de Guerrero Héctor Astudillo Flores, expresó este domingo 17 de mayo que “los 81 municipios del estado van a permanecer en la Sana Distancia y en #QuédateEnCasa, manteniendo el propio decreto ampliado hasta el 31 de mayo. Los temas de minería y construcción están en preparación para abrir al primero de junio. No vamos a regresar a clases este 18 de mayo. Ningún municipio de Guerrero regresará este lunes a la normalidad”. Los 12 municipios de Guerrero son Azoyú, Tlacoapa, Zapotitlán Tablas, Cuajinicuilapa, Ometepec, Iliatenco, Marquelia, Juchitán, Malinaltepec, Cochoapa el Grande, Igualapa y Copala. Este último, fue reportado, por la Secretaria de Salud, como un municipio con contagio.

Son evidentes las posturas divergentes que empiezan a manifestarse por parte de algunos gobernadores, con relación al planteamiento anunciado por la secretaria de economía, acerca de la primera etapa relacionada con la apertura de las actividades normales en los “municipios de la Esperanza”. Con respecto al estado de Guerrero, son 6 municipios de la Costa Chica y 5 de la Montaña, que se encuentran dentro de los índices de mayor marginalidad. Hasta el momento desconocemos qué medidas implementaron, por parte del gobierno federal, para garantizar el cerco sanitario de estos municipios. Lo real es que se trata de localidades donde no hay personal médico, ni infraestructura hospitalaria, por lo mismo, es imposible que en esas comunidades se puedan detectar pacientes con síntomas del COVID – 19. Además, en la Costa Chica y en la Montaña, no hay laboratorios habilitados para hacer pruebas de PCR. Lo que sabemos es que solo en la ciudad de Tlapa, hay un módulo de triage que revisa a los pacientes a través de la aplicación de un cuestionario de riesgo para identificar los síntomas. Por lo mismo, nada ni nadie nos asegura que en los 11 municipios no existen personas contagiadas. Por eso, es un gran riesgo que reinicien actividades los “municipios de la Esperanza”, porque no hay pruebas que indiquen que están libres de coronavirus.

Los mismos datos que se tienen sobre el número de personas fallecidas por COVID – 19, sigue con la curva ascendente con 5 mil 177 defunciones a nivel nacional, superando el número de muertos con China. Por su parte, el gobernador informó que en solo dos días 15 fallecimientos en el estado, lo que refleja que la nueva normalidad no compagina con los datos duros de la realidad. Se requiere más bien una atención especial a los municipios que supuestamente no están contagiados, en primer lugar, para brindarles la atención médica que requieren, en segundo término, habilitar módulos de triage en las cabeceras municipales para tener un mejor diagnóstico de lo que esta sucediendo en estos lugares. Hay registros de personas que han presentado estos síntomas, sin embargo, es complicado que puedan desplazarse a la ciudad de Tlapa o Chilpancingo para hacer mínimamente la revisión médica.

Con esta problemática que puede complicarse en las próximas semanas de mayo y junio, el escenario parece complicarse más con el acuerdo presidencial firmado el 11 de mayo, por el cual el presidente de la república dispone que las fuerzas armadas lleven a cabo tareas de seguridad pública de manera “extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria”. Lamentablemente dicho acuerdo, vuelve al modelo de militarización del país se intentó afianzar en las administraciones pasadas, provocando graves violaciones a los derechos humanos, que se mantienen en la impunidad. Este acuerdo extralimita las facultades de las fuerzas armadas, al señalar que puedan participar en actividades de prevención del delito, control migratorio, detenciones, preservación y procesamiento de escenas del crimen, entre otras, en todo el territorio mexicano. Tampoco existe subordinación de las fuerzas armadas a los controles civiles, además faculta a las fuerzas armadas para que ejerzan sus propios mecanismos de supervisión y control interno, es decir, que el mismo ejército se encargará de vigilarse a si mismo. En el acuerdo no existen mecanismos de control y rendición de cuentas por parte de las fuerzas armadas.

En momentos en que la pandemia se encuentra en el pico de los contagios, resulta sumamente grave la publicación de este acuerdo. En los hechos se traduce en un mensaje perturbador, porque se privilegia el uso de la fuerza y se le apuesta al encubrimiento de las acciones violentas del ejército. Es un acuerdo, que en lugar de fortalecer a los cuerpos de seguridad se le da mayores facultades al ejército para restablecer la legalidad con el uso de la fuerza. Los casos de tortura, de desaparición forzada y de tortura sexual, cometidas por elementos del ejército en el estado de Guerrero, que fueron juzgados ante la Corte Interamericana, pueden volver a reeditarse con este acuerdo presidencial.

El regreso a la normalidad dista mucho de la critica situación que se vive en el país y en el estado. No solo la pandemia sigue causando estragos con un gran número de fallecimientos y con los centros hospitalarios llenos de pacientes intubados, sino por la violencia imparable que sigue increpando a las fuerzas del Estado. El quebranto económico es una realidad que empieza a generar malestar entre los diferentes sectores de la población.

El anuncio de la nueva política económica en los tiempos del coronavirus, que presentó el 15 de mayo, el presidente de la república, esta planteado con mucho optimismo. Al querer establecer un estado de bienestar igualitario y fraterno, y al propugnar que el Estado, es y será garante de derechos, que son inmanentes a la persona, irrenunciables, universales y de cumplimiento obligatorio. Se propone construir la modernidad desde abajo, entre todos y si excluir a nadie. Reitera que está haciendo realidad el apotegma de Juárez: “nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”. Para el presidente, el regreso a la nueva normalidad debe de “ir acompañado de la convicción de profundizar en los cambios ya iniciados por su gobierno, y poner atención, en todo aquello que permita mejorar las condiciones de vida de los mexicanos”.

Dentro de los programas prioritarios que anuncia en su nueva política centrada en los ejes de democracia, justicia, honestidad y austeridad, además de sus programas estrellas de Adultos Mayores, Personas con Discapacidad, Sembrando Vida, Becas para el Bienestar, Jóvenes Construyendo el Futuro, también están el Tren Maya, el desarrollo del Istmo de Tehuantepec, el aeropuerto general Felipe Ángeles, la rehabilitación de las 6 refinerías y la construcción de la refinería de Dos Bocas.

El regreso a una nueva normalidad presenta muchos desafíos, sobre todo ante la recesión económica que golpeará fuertemente a la población pobre de México. Más allá de los 622 mil 556 millones de pesos, que se destinarán a los programas sociales y a los proyectos prioritarios, es difícil vislumbrar una respuesta, acorde a las demandas más sentidas de una sociedad marcada por la desigualdad social y por la amenaza de una mayor polarización marcada por la militarización y la violencia delincuencial

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