Acuerdan ir por sus derechos y presupuesto gubernamental
Corralero, Pinotepa Nacional, Oaxaca, México. Guadalupe Ríos/Notimia. “He perdido algunas cosas, pero he ganado más de lo que he perdido” dice Helena Ruiz Salinas, mujer negra de la comunidad de El Ciruelo, perteneciente a Pinotepa Nacional, quien así resume el resultado de su lucha en busca de su identidad y auto adscripción como afromexicana.
Helena forma parte del grupo de 43 mujeres que está por concluir el
Diplomado de la Cátedra Itinerante de Mujeres Afromexicanas (CIMA) avalado por
la UABJO y que fue impulsado por las maestras Sandra Luz Martínez y Rosa María
Castro. Ahí, afirma, logró fortalecer su empoderamiento.
Desde pequeña, Helena enfrentó -junto con su hermano- la discriminación en
la escuela primaria por su color de piel, “pero la burla que me hacían no me
sacó de la escuela, me hicieron fuerte, me ayudó a crecer y a madurar, seguí y
terminé la prepa; ahora ya de grande soy universitaria y presumo mis logros”,
dice.
Pero toda lucha conlleva sacrificios y Helena sabe muy bien de ello: “Mi
esposo no aguantó el ritmo y me dijo: yo quiero una mujer que esté en casa.
Después de 30 años me costó la separación de mi pareja, pero miren…aquí estoy”,
dice mientras se escuchan los aplausos de las mujeres presentes en la charla.
Y las mujeres contaron sus historias, las que no se quieren contar porque
duelen, como las que contó Beatriz de Ometepec Guerrero.
“La discriminación y humillación no solo viene de los maridos o de la gente,
sino de la propia familia que te dice: y tú para que quieres ir a la escuela si
no sirves para nada”, historias como la de la adolescente que huye pronto de su
hogar con el primero que se lo ofrece porque quiere salir de la violencia y
encuentra mayor violencia con el marido.
Beatriz lamenta no haber conocido
otra historia que no fuera la de la violencia en su infancia y juventud, hecho
que reprodujo en la crianza de su propio hijo.
“Yo no podía demostrar amor porque no nos enseñaron a querer, a abrazar, a
decir Papi, mami te quiero y que eso era el amor. Yo venía de una familia y una
sociedad donde sufrimos violencia, pero ahora sé que hay otra manera de corregir
y educar”.
Pero hoy las mujeres negras o afromexicanas -como se autodenominan-
comienzan a contar historias diferentes, de empoderamiento y aprendizaje para
cambiar su propia historia.
“Hemos aprendido a reconocernos, hemos aprendido que valemos mucho como
mujeres y no podemos permitir que nos maltraten ni nos humillen y que el
empoderamiento empieza cuando eres libre financieramente, autosuficiente para
mantenerte”.
La visibilización de la población afromexicana
En el marco del “Tercer Encuentro Nacional de la Mujer Afromexicana”
organizado por la Asociación Civil “Na’a tundá” y por la Asociación de Mujeres
de la Costa de Oaxaca (AMCO) del 19 al 21 de julio de 2019, en Corralero,
Pinotepa Nacional, en Oaxaca.
Las participantes acordaron iniciar una campaña de visibilización con rumbo
al Censo 20/20 que INEGI impulsará el próximo año, para generar indicadores que
reflejen la situación actual de la población afromexicana.
“Queremos que el INEGI no eche en saco roto los 20 años de lucha por el
reconocimiento de los pueblos afromexicanos. Queremos que nos cuenten y que nos
cuenten bien, para que se sepa cuántos somos, cuántos hombres y cuántas
mujeres, cuántos niños y niñas, dónde estamos, los niveles de estudio y que a
partir de ahí se generen políticas públicas en beneficio de nuestros pueblos y
de las mujeres en especial”, explicó Rosa María Castro, de AMCO.
Aquí se escucharon las voces de las mujeres negras que durante muchos años
habían permanecido apagadas, sin oportunidad de decir su pensamiento y
sentimiento.
¿Qué es el reconocimiento? Se preguntaban las mujeres y también se
respondían.
“Reconocimiento es que el mundo sepa que existimos, que somos diferentes,
que somos la tercera raíz, con identidad, costumbres y cultura propia”.
Paula Cruz, Salomé Prudente, Elena Ruiz y Yolanda Camacho ya no se quedaron
en el discurso de las mujeres víctimas de racismo y discriminación; cambiaron
su lenguaje y mostraron el camino del empoderamiento y la resiliencia al hablar
de su orgullo de ser afromexicanas y tener una cultura e identidad propia.
Aquí, ellas y decenas de mujeres procedentes de diversas comunidades y
municipios de la costa oaxaqueña y de Guerrero avalaron el acuerdo derivado de
los tres días de trabajo en donde se establece la exigencia de que el
reconocimiento oficial de las comunidades afromexicanas garantice el pleno
reconocimiento de los derechos fundamentales.
Derecho territorial, a políticas públicas con presupuesto para atender
demandas específicas de los pueblos afro, derecho a tener una vida libre de
violencia racista, un sistema educativo antirracista que incluya la historia de
los pueblos afromexicanos, acceso a la educación superior pública gratuita
entre otros.
Por su parte, Eufrosina Cruz Mendoza, titular de la Secretaría de los
Pueblos Indígenas y Afromexicanos (SEPIA) del gobierno del estado dijo que por
primera vez el gobierno oaxaqueño ha reconocido la aportación de los pueblos
afro al desarrollo del estado y ha contemplado crear políticas públicas que
tengan como eje transversal la atención a los 18 municipios afromexicanos.
“Es necesario amar tu identidad para romper paradigmas. Decirle al de
enfrente que ser negra o ser indígena no es elemento de exclusión sino de
identidad”, dijo la Secretaria quien ofreció sumar su esfuerzo al de las
mujeres que han caminado desde hace décadas en la búsqueda de su reconocimiento
y el respeto a sus derechos.