Tlapa, Guerrero, México. 30 de abril de 2020. Por: Antonia Ramírez. Familias que viven en la periferia de Tlapa pidieron apoyo alimentario a las autoridades al comenzar a padecer los estragos del Covid-19, muchas de ellas están sin empleo y sus hijos con muchas tareas escolares que implican tener más gastos.
Tlapa es conocido como el corazón de la Montaña porque es donde se concentra el comercio, las tiendas más grandes, los bancos y oficinas para trámites y también lo político y social, por eso esta ciudad no ha perdido por completo su movilidad, la gran mayoría de los indígenas de los municipios baja aquí para realizar sus compras.
Aunque varios municipios y pueblos de la región de la montaña cerraron sus accesos, les permiten salir ya sea una vez o dos veces a la semana, como los de la ruta Tlapa-Marquelia los miércoles y sábados son los días en que tiene libre tránsito para abastecerse de alimentos o sacar sus mercancías.
Pero también muchas están sin empleo ni ingresos como el caso de María, una mujer nahua que se dedicaba a la venta de aguas frescas y cóctel de frutas en una escuela primaria de la colonia Constitución, pero hace un mes, al decretarse la emergencia sanitaria por el Covid-19 dejó de vender porque se suspendieron las clases.
María tiene dos hijos, una niña de 12 años que estudia la primaria y un niño de tres años y desde que se cerró la escuela y dejó de vender ya no tiene un ingreso económico, y su marido, quien habla me´phaa, se empleó como encuestador en el censo del INEGI terminó su contrato.
Ahora los dos están sin empleo y viven con lo poco que ahorraron, pero a un mes, si las cosas siguen igual, su dinero se acabará y no tendrán para comprar lo básico.
Otra mujer que también no tiene un empleo es doña Lorenza, hablante de tu’un savi contó que trabajaba de empleada doméstica, acudía a varias casas a lavar ropa, pero con esto del Covid-19, muchas familias le dijeron que ya no iban a requerir de sus servicios.
Ahora solo da sus servicios en dos casas por lo que su ingreso económico disminuyó, y ahora sus ingresos son a lo mucho 200 pesos a la semana, con ese dinero hace que le alcance para comprar lo básico de la despensa.
Contó que antes acudía a los campos jornaleros a trabajar, pero ahora tiene un hijo que va a la primaria y no quiere perjudicarlo, además de que para que sea redituable se tiene que ir toda la familia, así que prefiere trabajar aquí, aunque no gane tanto.
Ambas mujeres dijeron que de las despensas que según se han enterado que la administración municipal de Tlapa reparte no les ha tocado ni una desde que asumieron el gobierno y que ahora, menos con la pandemia que mantienen cerrado el ayuntamiento.
Recordaron que, en otras administraciones las despensas las llevaban a las delegaciones y el delegado las repartía a las familias más necesitadas, pero ahora no saben ni con quien dirigirse para solicitar el apoyo alimentario, ya que el ayuntamiento dejó de dar servicio desde el 20 de marzo.
Así que varias familias decidieron colocar en sus puertas letreros donde pedían apoyo a las autoridades, porque están en sus casas, pero sin comida., sobre todo aquellas familias que viven en la periferia de Tlapa, y que antes se apoyaban con el dinero que sus familiares les mandaban de Estados Unidos y que ahora este ingreso ya no lo tienen, porque dejaron de hacerlo porque algunos se quedaron sin trabajo o están en confinamiento.
En Tlapa no se observado la repartición de despensas por las autoridades municipales ni los políticos que aspiran a algún cargo popular o quienes ya lo tienen como los diputados locales y el federal que llegaron por el voto directo.
El pasado lunes en las redes sociales fue la diputada plurinominal, Leticia Mosso Hernández quien de acuerdo a unas imágenes acudió al puente del Jale a repartir despensas a las personas que, como todos los lunes, llegan al lugar en busca de empleo y, nuevamente, el pasado miércoles en las oficinas de Partido del Trabajo al que pertenece repartió despensas a las personas que han cerrado sus negocios y a los meseros que se quedaron sin trabajo, al prohibirse la realización de fiestas.
